Los pensamientos van muy rápido, reaccionan, fluyen, vienen, van, son destructivos, crean y matan.
Es necesario dividirlos en partes cada vez más pequeñas, hasta conseguir un instante tal, que se pueda decidir con toda libertad. Es decir, llegar a un intervalo de tiempo tan perfecto, de modo que podamos tomar la decisión correcta sobre hacia qué dirección encaminarlos y así evitar que estos pensamientos colisionen, creen incendios, y nos hagan caer en un estúpido caos emocional.
Es necesario dividirlos en partes cada vez más pequeñas, hasta conseguir un instante tal, que se pueda decidir con toda libertad. Es decir, llegar a un intervalo de tiempo tan perfecto, de modo que podamos tomar la decisión correcta sobre hacia qué dirección encaminarlos y así evitar que estos pensamientos colisionen, creen incendios, y nos hagan caer en un estúpido caos emocional.